En primer lugar, ¡SILENCIO, ELLAS TRABAJAN!
Y… ¡Como trabajan! Tanto que las pobres obreras se mueren antes de los 30 días.
Patricia y Jose, cargados de paciencia y sabiduría, nos fueron mostrando el gran milagro de la polinización, la sorprendente organización social de las abejas, el proceso de fabricación y recolección de la miel.
Vimos colmenas reales antiguas y modernas; por dentro y por fuera.
Conocimos, tocamos y manipulamos todos los utensilios, aparatos y vestidos que los apicultores utilizan en su trabajo.
Como no teníamos prisa por salir y el bus ya nos esperaba en la carretera, nuestros amigos apicultores endulzaron nuestra despedida con un tarro de miel y un cuento:“La abeja Lea”.
Si el silencio fue grande al llegar, mayor fue al despedirnos; el día comenzaba a nublarse y las abejas podían ponerse aún más nerviosas.
Despacio, pero con mucho cariño les dijimos y ahora queremos repetirles: GRACIAS, a nuestros maestros apicultores Patricia y José.
No hay comentarios:
Publicar un comentario